Un recorrido por el núcleo histórico de Estepona donde las flores, las plantas y el arte decoran todos los rincones de la ciudad y una visita al pintoresco pueblo de Casares que conserva todo el sabor andaluz.
No teníamos previsto visitar Estepona dado que normalmente evitamos visitar zonas de gran acumulación turística, pero después de una recomendación que nos hicieron en el hotel donde estuvimos hospedados en Torre del Mar y estando en temporada baja, nos animamos a visitarla. La verdad es que nos llevamos una gran sorpresa, dado que el casco antiguo de Estepona es una preciosidad ya que conserva toda la esencia de pueblo típico andaluz.
Salimos pronto de Torre del Mar, ya que teníamos que hacer unos 130 kilómetros para llegar a Estepona, donde le queríamos dedicar toda la mañana para ver esta ciudad y por la tarde aprovechar el viaje programamos una visita al núcleo histórico de Casares, otro de los pueblos típicos que mantiene también la esencia andaluza. Una excursión muy interesante y agradable, sobre todo por el buen tiempo que tuvimos aquel día de primavera.
Aparcamos el coche en pleno centro de Estepona en un aparcamiento subterráneo del paseo marítimo muy cerca de la calle Terraza, la arteria principal del núcleo histórico de la ciudad, en donde empezamos el recorrido.
Estepona
Calle del núcleo histórico de Estepona – C1804-3082
Calle del núcleo histórico de Estepona – C1804-3079
Orchidarium, Estepona – C1804-3056
La ciudad de Estepona forma parte de las grandes urbes que han crecido intensamente en las últimas décadas del siglo XX en la Costa del Sol, debido a la gran demanda turística, pero hay que reconocer que es de las pocas que han sabido gestionar este proceso urbanizador, conservando y rehabilitando su barrio antiguo.
Pasear por sus calles es todo un placer, ya que prácticamente la mayoría son peatonales o están restringidas al tráfico. Todas las calles están llenas flores, maceteros, plantas; las casas y los edificios están encaladas de color blanco y el suelo de las calles luce rosetones y otros dibujos en su empedrado. Hay que destacar también: los más de 45 grandes murales pintados en diferentes edificios de toda la ciudad, las más de 32 estatuas de diferentes escultores que lucen en plazas y rincones y la ruta de la poesía, en la cual en distintas calles podemos leer en panfletos cerámicos incrustados en las fachadas, más de 30 poemas de diferentes poetas. Estás tres rutas turísticas están marcadas para poder realizar un seguimiento de toda esta gran exposición de arte que existe por toda la ciudad.
El núcleo histórico está formado por varios barrios, el principal es el Barrio de la Villa que comprende la zona de la antigua fortaleza medieval, con los restos del Castillo de San Luis, construido en el siglo XVI impuesto por los Reyes Católicos, para reforzar las murallas de la ciudad. A poca distancia del castillo, se encuentra la plaza del Reloj con la Torre del Reloj del siglo XV, de origen árabe proveniente de una antigua mezquita que estuvo edificada con anterioridad a la Iglesia de la Fortaleza que también fue destruida. La torre fue remodelada a campanario en la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos, siendo reformada en el siglo XVIII con una cúpula de estilo neoclásico, decorada con guirnaldas, volutas y bucráneos.
Por encima de la plaza de la Torre del Reloj, al norte, se encuentra el barrio de San Francisco, donde predominan viviendas construidas en el siglo XIX, en el que cabe destacar la Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios, perteneciente a un antiguo cenobio franciscano, el cual tuvieron de abandonar en el año 1835 con motivo de la ley de la desamortización. Actualmente la iglesia presenta una mezcla de estilos rococó combinados con estilos de arquitectura colonial de Hispano América.
Otra de las zonas interesantes del núcleo histórico, son los barrios que se encuentran a ambos lados del barrio de la Vila. El Barrio Antiguo con calles estrechas alineadas en paralelo a la costa, con construcciones modestas de dos plantas del siglo XVI y el barrio de Hornos, que corresponde al ensanche trazado en el siglo XVIII, en que también predominan viviendas de arquitectura humilde de dos o tres plantas construidas entre los siglos XVIII al XX.
Una visita que no te puedes perder de Estepona es El edificio del Orchidarium de Estepona, una exposición de unas 5.000 plantas que engloban más de 1300 especies de orquídeas provenientes de todo el mundo, en una superficie aproximada de 1000 metros cuadrados. Situado en una explanada en la calle Terraza, el cual lo comparte con los jardines de Carmen Thyssen.
El edificio del Orchidarium, lo compone tres plantas soterradas que están iluminadas por tres grandes cúpulas de vidrio, de las cuales destaca la mayor con 30 metros de altura. En el interior se accede a un recorrido circular por el edificio que va descendiendo por una rampa por las tres plantas, la cual en su interior cae una gran cascada de agua al pequeño lago de la planta baja. A lo largo de todo el recorrido podemos admirar una impresionante cantidad de plantas, las cuales están todas etiquetadas con sus respectivas descripciones.
Lástima que cuando nosotros lo visitamos no era de las mejores épocas para ver una gran cantidad de plantas floridas en Orchidarium ya que era primeros de abril, según nos dijeron la mejor época es a finales de mayo y junio.
Otro de los paseos que podemos recomendar de Estepona, es el paseo marítimo, un precioso y amplio paseo sobre la conocida playa Rada, un lugar lleno de plantas, cactus gigantes y flores, donde puedes descansar en uno los bancos disfrutando de la brisa del mar.
Después de comer en una terraza de uno de los restaurantes de Plaza de las Flores, donde nos sirvieron diferentes tapas combinadas regadas con un buen vino, decidimos realizar por la tarde una visita a Casares.
Casares
Vista de Casares – C1804-3101
Vista del núcleo histórico de Casares – C1804-3096
Plaza de España de Casares – C1804-3098
Casares está situado a 14 kilómetros de Estepona, en las estribaciones de la Sierra Ronda y el Campo de Gibraltar, a unos 435 metros sobre el nivel del mar. El municipio de Casares su núcleo histórico queda en la montaña, pero posee también una apertura al mar de dos kilómetros en plena Costa del Sol.
El principal atractivo de Casares es el núcleo histórico que está colgado en la ladera de la montaña con vistas al mar, su urbanismo es de influencia musulmana con calles empinadas y estrechas con casas encaladas y adornadas con flores que le dan un sabor pintoresco, típico de los pueblos andaluces.
Aparcamos el coche en la parte alta del pueblo en el aparcamiento público del mirador, de donde descendimos por varias calles estrechas hasta llegar a la Plaza España, punto donde convergen casi todas las calles de Casares. En esta plaza se encuentra la fuente de Carlos III y muy cerca la casa de Blas Infante, escritor, notario y político considerado el padre de la Patria Andaluza por el parlamento de Andalucía y el Congreso de los Diputados español.
En la urbe de Casares, se han sucedido todas las culturas que han tenido en Andalucía, los iberos y fenicios de los cuales se les otorga el origen de Casares. También los romanos que se instalaron en la zona conocida como el Torreón, formando la ciudad romana de Lacipo, una de las más importantes de la costa malagueña. En el año 61 a. C., Julio César, del que se dice que proviene el nombre de Casares, mando construir los Baños de la Hedionda y la ciudad de Casares en agradecimiento a la curación de una enfermedad cutánea que padecía al bañarse con aguas sulfurosas y alcalinas de esta zona.
Los árabes se instalaron en la zona del Castillo, donde surgieron pequeños núcleos o alquerías que dieron origen al actual núcleo urbano de la ciudad. En el año 1361, se firmó el pacto de Casares entre Pedro El Cruel y Mohamed V, en el cual Casares quedó en manos del rey musulmán, integrándose esta población al reino Nazarí. Posteriormente en el año 1485, después de la toma de Ronda por los Reyes Católicos, Casares se rindió también a ellos, pasando a manos de Rodrigo Ponce de León, Duque de Cádiz.
Para subir a las ruinas del Castillo que se encuentra en la parte más alta del pueblo hay que armarse de valor y subir la empinada cuesta de la calle Arrabal, donde se puede visitar la antigua Iglesia de la Encarnación, del siglo XVI y las ruinas de la antigua fortaleza musulmana.
Después de una visita de las principales atracciones turísticas de Casares, nos sentamos en una terraza de la plaza España, para tomar un buen café y recuperar las fuerzas de tantas subidas bajadas, ya que teníamos que volver a subir otra vez al mirador para recuperar el coche, para emprender el camino de vuelta a Torre del Mar.