Sant Miquel del Fai, un espectacular espacio natural

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Un recorrido cultural por la cornisa rocosa del acantilado del Fai, visitando espectaculares grutas y pasando por debajo de saltos de agua con unas impresionantes vistas al valle del rio Tenes y a los riscos de Bertí.


Un miércoles a finales de marzo, con Carmen mi fiel y sufrida compañera de aventuras y viajes, lo dedicamos a redescubrir Sant Miguel del Fai, uno de los rincones más preciosos y espectaculares de Catalunya. Intentamos recordar la primera vez que lo visitamos, en la que creemos que debía ser a finales de los años 70, lo que no recordábamos es que fuera tan espectacular como es en la actualidad, ya que seguramente se han realizado muchas mejoras desde aquella época. La verdad es que después de aquella visita, no lo habíamos visitado más. Como siempre lo que tenemos cerca, no le damos el valor y la atención que se merece y muchísimas veces realizamos viajes al quinto pino, sin darnos cuenta que lo más precioso lo tenemos a unos pocos kilómetros de donde residimos.

Para llegar a Sant Miquel del Fai el único medio para acceder es el coche. Se puede llegar desde Sant Feliu de Codinas por la carretera BV1485, si vienes desde la zona suroeste de la provincia de Barcelona o por Centellas por la misma BV1485, si vienes desde la zona noreste de la provincia de Barcelona o de Girona.

Desde el aparcamiento se accede al Espacio Natural de Sant Miquel del Fai, atravesando el rio Tenes por un puente y a continuación cruzando un arco de entrada por un estrecho paso entre dos rocas. Un vez cruzado, desde el camino de bajada ya puedes disfrutar de las fantásticas panorámicas de la antigua Abadía de Sant Miquel del Fai, las cascadas que caen del acantilado superior y del valle del rio Tenes con los riscos de Bertí enfrente. El camino de bajada continua hasta la entrada que da acceso a la plaza de la Abadía donde se encuentra la taquilla de venta de entradas.

Para visitar Sant Miquel del Fai el precio de la entrada para un adulto es de 8,00 €, disponen de precios más económicos para los niños y los jubilados. No es nada barato, pero ya nos han acostumbrado que si quieres ver rincones bonitos y disponer de servicios hay que pagarlos. La verdad es que a mí no me sabe mal pagar si sales contento de la visita. Este lugar yo estoy seguro de que no te va a defraudar.

 Monasterio de San Miquel del Fai 

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Riscos del Bertí – 9712

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Cascada rio Tenes – 97156

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Vista del Monasterio

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Entrada Sant Miquel del Fai -9823

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Cascada Sant Miquel del Fai – 9746

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Iglesia de Sant Miquel – 9736

La abadía y todo el recorrido hasta la ermita de Sant Martí, discurre sobre una amplia cornisa del acantilado del Fai, donde la arquitectura de los edificios de la abadía se adapta perfectamente a las posibilidades y al entorno del acantilado. En la roca lateral de la plaza de la Abadía que esta adosada al acantilado existen unos pequeños estanques que recogen el agua filtrada de las rocas del acantilado formando un riachuelo que desemboca más abajo al lago. Enfrente de la entrada a la plaza podemos ver la Casa del Priorato de estilo gótico catalán, que albergó en otros tiempos las dependencias de los monjes benedictinos hasta el año 1567. Posteriormente se utilizó como fonda para hospedar a los peregrinos que visitaban la abadía. Desde la terraza posterior de la Casa del Priorato podemos visitar una exposición de fotografías antiguas del siglo pasado, que muestran cómo era en aquella época Sant Miquel del Fai antes de su remodelación en los años 90, en la que se realizaron varias reformas para mejorar las instalaciones y el recorrido turístico.

Siguiendo los pasadizos empedrados por la cavidad de la roca, en la que antes fue el antiguo claustro, se encuentra la iglesia de Sant Miguel que está prácticamente incrustada a la roca del acantilado. Las primeras noticias que se tienen sobre esta iglesia son del año 997 en la que el conde Ramón Borrell la regaló al conde Gombau de Besora para que construyera un monasterio. En el interior de la iglesia se encuentra un presbiterio del siglo XV y una lápida del año 1000, que pertenece al sepulcro del conde de Ausona, Guillem Berenguer.

El pasadizo del claustro cruza por detrás de un salto de agua que cae del acantilado, esta agua cae al lago de la gran plaza que se accede al final de este pasadizo. En esta plaza adosado a la roca hay dos dependencias, una alberga un pequeño museo donde se exponen diferentes fósiles y piezas encontradas en el monasterio y la otra dependencia, es una sala donde se puede ver un audiovisual sobre Sant Miquel del Fai.

 Recorrido por las diferentes grutas y saltos de agua 

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Bajada a la gruta de Sant Miguel – 9764

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Gruta de Sant Miguel – 9754

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Gruta de Sant Miguel

Digital Photo Art de JordiCarrió.com - c1703-9773-pslt.jpg Gruta del salto del rio Tenes
Digital Photo Art de JordiCarrió.com - c1703-9775-pslt.jpg Gruta del salto del rio Tenes
Digital Photo Art de JordiCarrió.com - c1703-9776-pslt.jpg Gruta del salto del rio Tenes

A partir de este punto empieza el camino que nos lleva a la ermita de Sant Martí. El recorrido del camino continua por la cornisa del acantilado cruzando por debajo del salto de agua del rio Tenes, en el que podremos disfrutar de la naturaleza y de la visita a grutas que os van a sorprender.

A pocos metros de empezar el recorrido, encontraremos unas escaleras que descienden por el acantilado que nos llevan a la gruta de Sant Miguel. Esta gruta fue descubierta en el año 1836 y está habilitada para que cualquier visitante pueda acceder. La entrada a la gruta está escondida en el acantilado, una vez hemos accedido nos conduce por un pasadizo donde las paredes de las rocas caen agua filtrada, formando estalactitas y estalagmitas, también se forman pequeños estanques de agua al pie de las paredes rocosas. La gruta acaba con un pequeño estanque subterráneo.

Subiendo por la misma escalera que hemos bajado al acantilado, volvemos a estar en camino en dirección a la ermita. Siguiendo unos metros más nos encontramos con la Plaza del Repòs. En esta plaza podemos observar en las rocas diversas travertinos, rocas sedimentarias porosas que se formaron muy lentamente por la precipitación de carbonato cálcico sobre troncos y plantas. En esta plaza existe un banco en el que está senado la estatua de Josep Pla, en el que desde el mirador podemos ver unas preciosas panorámicas del valle del Tenes.

A unos metros más del camino, encontramos el misterioso Llac de les Moges, que queda escondido debajo de la roca, si nos fijamos bien veremos pequeños peces nadando. Siguiendo el camino llegamos a la gruta que nos permite pasar por debajo de la gran cascada del rio Tenes. Esta gruta dispone de aperturas al exterior del acantilado que nos permite ver el salto del agua y vistas al valle, ofreciendo un precioso espectáculo. En las paredes de esta gruta también podemos observar estalactitas y estalagmitas.

Una vez cruzada la gran cascada del Tenes, el camino sigue por la cornisa del acantilado del Fai, en el que pasamos una puerta con un arco, que era una antigua entrada que se utilizaba en la época que el monasterio estaba en pleno apogeo. En este punto existe otro camino que desciende para acceder a la zona de pícnic y a un parque infantil. Siguiendo el camino principal, se llega a la explanada de la ermita de Sant Martí del siglo X. La ermita es de estilo románico, de una sola nave y un ábside, que es el típico de la mayoría de las ermitas catalanas. El interior está recién restaurada y presenta unas reproducciones de las antiguas pinturas que recubrían antiguamente el ábside.

En el extremo sur de la explanada de la ermita se encuentra la gruta de les Tosques donde termina el recorrido. La visita del interior de la gruta solo esta recomendada para gente que sea ágil y no tenga dificultades de movilidad ya que hay tramos muy estrechos que son resbaladizos y escaleras con una gran pendiente. Para la visita es necesario ir con casco, que lo proporcionan en la entrada de la misma. El recorrido interior es por un pasillo muy estrecho entre las entrañas de la roca en el que según partes del recorrido desciendes o subes por escaleras estrechas. En algunos sitios del recorrido se abren pequeñas aperturas entre las rocas que permiten ver vistas al valle del rio Tenes y vistas al monasterio desde otra perspectiva. Después de la visita a la gruta de las Tosques, solo hay que rehacer el camino de vuelta por el mismo camino ya explicado.

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