Recorrido por el alto de los acantilados Moher, una de las maravillas de este planeta que no puedes perderte si visitas Irlanda.
Después de disfrutar de un estupendo desayuno irlandés en la casa Bed & Breakfast en Galway, donde nos afincamos dos noches para ver la zona de Clare y de Galway, salimos en dirección sur, siguiendo la costa con el objetivo de visitar una de las principales atracciones turísticas de Irlanda, los acantilados de Moher.
Geoparque de Burren
Castillo de Dunguaire – 5955
Vista de Kinvarra – 5957
Cassas en Kinvarra – 5969
Geoparque de Burren – 5960
Geoparque de Burren – 5961
Geoparque de Burren – 5964
Acantilados de Moher
Cliffs of Moher – 5973
Torre O'Brien - 5971
Cliffs of Moher – 5984
Cliffs of Moher – 6030
Cliffs of Moher – 6038
Cliffs of Moher – 6041
Entramos en los acantilados de Moher, a través del aparcamiento del Centro de visitantes, pagando la entrada correspondiente de 6,00 € por persona. Esta entrada te da derecho a visitar una pequeña parte de los acantilados, solamente su parte central que ocupa unos 750 metros en línea recta, de los 8 kilómetros que ocupan la totalidad de los acantilados. Si sigues el sendero que bordea los ocho cabos de los acantilados, la distancia es de unos trece kilómetros.
El Centro de visitantes está situado más o menos en el centro de la longitud de los acantilados, coincidiendo también en el punto más alto de 214 metros respecto al mar. El complejo del Centro de Visitantes lo componen la zona de aparcamiento, uno muy grande para coches y otro para autocares, los caminos asfaltados que acceden al edificio del Centro de Visitantes, una zona de pícnic, el camino que bordea los acantilados con grandes miradores, y la Torre de O’Brien. Toda esta zona está preparada para la perfecta circulación de las sillas para discapacitados. El edificio del Centro de Visitantes, es un edificio que tiene forma de una gran cueva que queda integrada a la ladera de la montaña, en el que tiene recubierto su techo con césped, de esta forma no produce ningún impacto con el entorno paisajístico de la zona. Este edificio, dispone de un restaurante, una cafetería, una zona de servicios y otra zona central que va de la planta baja a la planta superior que está dedicada a presentar diferentes muestras de fotografías y proyecciones de vídeos sobre los acantilados. También existen en la parte exterior del edificio, varias tiendas de regalo. Este es el complejo turístico más visitado por la gran mayoría de turistas, en el que se encuentran también diferentes músicos repartidos por los diferentes miradores del complejo, amenizando a los miles de turistas que les visitan cada día.
El mirador de la torre O’Brien es el punto más alto del Centro de visitantes en el que puedes acceder a subir a la torre, pero la verdad es que no te lo recomiendo, dado que para subir te cobran 2,00 € de más. Todo ello, por subir por una estrechísima escalera que cuando llegas arriba, solo caben tres o cuatro personas y tienes que abandonarlo rápidamente para dar paso a los que suben posteriores a ti, para ver el mismo paisaje que verás desde el exterior de la torre.
La gran experiencia de la visita a los acantilados que yo te recomiendo, y que no puedes perderte, siempre y cuando vayas bien calzado y con ropa adecuada por si hace mal tiempo, es la de cruzar los letreros que te advierten que allí se termina el recorrido y que si sigues es bajo tu responsabilidad. Estos letreros los encontraras al final de los caminos que bordean el acantilado tanto al norte como al sur del Centro de Visitantes, veras también que ponen obstáculos para que una persona que no sea ágil o vaya mal calzada le sea difícil de cruzar. Estos obstáculos no dejan de ser un filtro para persuadir a gente que tenga cierta dificultad al caminar no haga los senderos que bordean los acantilados más al norte o más al sur del Centro de visitantes. Lo que si te recomiendo es que si el tiempo es malo y hace viento extremes las precauciones y no hagas tonterías acercándote demasiado a los bordes de los acantilados.
Nosotros estuvimos de suerte con el tiempo, estaba nublado, pero no hacía viento, se mantuvo así durante todo el día, con una temperatura muy agradable que nos permitió por la mañana visitar casi todo el sendero norte de los acantilados ida y vuelta. Comimos en el pícnic del Centro de visitantes, los bocadillos que nos habíamos llevado preparados y tomamos un café en el bar, por la tarde realizamos también casi la totalidad del sendero sur de los acantilados, ida y vuelta. El único problema que tuvimos fue con los mosquitos dado que había una gran cantidad tanto por la mañana como por la tarde. Cuando parabas de andar para tomar alguna fotografía te acribillaban. Eran mosquitos pequeños que en principio no picaban, pero sí que eran muy molestos.
Si te encantan los animales, te recomiendo que te lleves unos prismáticos ya que por los acantilados conviven la mayor colonia de aves marinas de Irlanda, en las épocas de reproducción pueden llegar ser más 30.000 parejas. También según dicen se pueden avistar delfines y otros animales marinos. De todas formas si tu objetivo son los animales marinos quizá sea mejor que hagas la ruta que te ofrecen desde Doolin, de visitar los acantilados en barco desde el mar.
Si te da tiempo te recomiendo que no dejes de ver en el edificio del Centro de visitantes, en la exposición/museo las proyecciones de “The Clare Journey” y “Ledge Experience”. La exposición es un recorrido que va de la planta superior a la planta inferior mediante una rampa en centro del edificio que te va a llevar de 20 minutos a 45 minutos la visita.
Realmente la experiencia de recorrer estos acantilados fue un verdadero placer, en que pudimos disfrutar de unas vistas que siempre van a estar en nuestro recuerdo.